domingo, 15 de junio de 2008

Tormenta y calma
















Al número uno las dudas le bailan,
incendian el sueño
de vigilia agitada

Nubarrones grises descargan virulentas
confusión,
anegan su mente
aprietan las tuercas del dolor

En la oscuridad reprime el llanto
retuerce su cuerpo entre sábanas,
la angustia en estado puro
le oprime el pecho sangrante

Se desangran las lágrimas
en las cuencas escocidas de sus ojos
zozobra el barco del náufrago en una cama de dos
El número dos aferra sus brazos,
borra las huellas del llanto
del rostro surcado

Un abrazo, una caricia, un suspiro,
se disipa la tormenta,
aún queda dolor,
pero llega la calma

El número dos al número uno salva,
salvados en una cama de dos
de la marea de interrogantes que mece la resignación

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