viernes, 18 de julio de 2008

18 de julio

Una sombra escueta
juega con el viento
a las cuatro de la tarde,
tarde calurosa,
sol de julio abrasador

sobre el espectro juguetón
de un árbol en movimiento
se arrastra quejumbrosa una hoja vieja
churruscada por el sol,
crujiente bajo suelas de zapatos,
se deshace en pedacitos
muerde con sus esquinas
la ennegrecida planta de un pie

Todo yace inerte
en medio del sopor veraniego,
la siesta se apodera de los párpados cansados,
sueñecito sagrado
del que pocos se privan
flojera generalizada que
recorre venas debilitadas

-¿Y esos bufidos?
-Tranquilo, sólo es la Puri...

La vecina lanza por el hueco de una ventana entreabierta
sus fieros ronquidos
Concierto de bramidos al son de una chicharra escandalosa
El viento, -¡menos mal!-
remueve un poco el aire estancado
susurra vaguedades al oído adormecido

¡Quién pudiera sucumbir al deleite de dormir!

A las 21:30 ya atardece, anochece
y el sofoco se mitiga,
a las calles perezosas aún
regresa la vida,
terracitas cerveceras se animan de risitas
renace la alegría,
bajo el influjo del alcohol se desatan las lenguas
resucitan elocuencias, carcajadas y melodías

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