martes, 5 de agosto de 2008

Rabiando

Personas, seres que deambulan perdid@s, sin rumbo fijo, por la vida, como diminutos cometas sin órbita en la inmensidad del universo, insatisfech@s consigo mism@s, rabios@s, no les satisfacen las virtudes, bondades de los demás. Alcanzan una meta largamente soñada, su logro les agrada un segundo de tiempo, después lo desechan con desprecio, ese sueño realizado ya no es más que sueño guillotinado. Ya no les vale lo que la vida puso en su mano, pues el otro, el vecino, el amigo, el hermano, ese ser cercano posee un don distinto, ha alcanzado una alegría diferente, que prende fuego a la envidia, con la sangre infectada, disconformes, inconformistas, mezquinos codiciosos, aflora el malsano deseo de adueñarse de lo que el otro posee, el orgullo les impide arrebatar directamente un pequeño tesoro personal, tesoro inmaterial. Mas harán lo imposible por romperlo en pedazos. Si ellos no pueden tener esa parcelita de felicidad que nadie latenga.

Existen también personas, humanos que no hacen de su inconformismo para con ellos mismos un arma letal, nociva para el alma propia y para los demás, sino que admiran de corazón los tesoros espirituales que otros han adquirido luchando una lucha por obtener o una lucha por conservar lo que la vida les ofereció. Su batalla es encontrar aquella fortuna que sólo a un hombre sirve, porque el mundo guarda una fortuna única para cada persona única e irrepetible

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